sábado, 21 de febrero de 2009
Antonio Machado y Valencia
Estas rachas de marzo, en los desvanes
--hacia la mar-- del tiempo; la paloma
de pluma tornasol, los tulipanes
gigantes del jardín, y el sol que asoma,
bola de fuego entre dorada bruma,
a iluminar la tierra valentina...
¡Hervor de leche y plata, añil y espuma,
y velas blancas en la mar latina!
Valencia de fecundas primaveras,
de floridas almunias y arrozales,
feliz quiero cantarte, como eras,
domando a un ancho río en tus canales,
al dios marino con tus albuferas,
al centauro de amor con tus rosales.
Antonio Machado.
domingo, 1 de febrero de 2009
Dioses en la Red novela epistolar electrónica
He descubierto que un afamado escritor, dos años después, tuvo la misma idea que yo tuve en su día: escribir sobre las relaciones que se establecen a través de la Red.
Su libro se titula xxxxxxxxx. El mío, Dioses en la Red, una historia bella en el mundo actual y en la Grecia de los dioses donde Hera, Atenea, Psique, Las Musas y, por supuesto, Zeus y sus dioses intervienen en esa historia tremenda de amor.
Mi idea, cuando lo escribí, fue retomar un género olvidado: el género epistolar. Pretendí hacer una novela epistolar con "cartas electrónicas" puesto que atrás quedaron los tiempos del papel y la pluma dando paso a la era de la escritura moderna que por suerte o por desgracia hizo que todo lo anterior se olvidara en viejos escritorios de sabor y olor a literatura.
No sabía si la idea gustaría. Pero sí. Parece que sí. A xxxxxx le gustó tanto que escribió algo parecido.
No se pierdan el final de los dos libros. Son iguales: el mismísimo Zeus brindando con sus dioses. Y digo yo, ¿qué pinta Zeus en una novela de monjas de clausura…? Nada, cosas raras, Las Musas, que se repiten sin darse cuenta.
Su libro se titula xxxxxxxxx. El mío, Dioses en la Red, una historia bella en el mundo actual y en la Grecia de los dioses donde Hera, Atenea, Psique, Las Musas y, por supuesto, Zeus y sus dioses intervienen en esa historia tremenda de amor.
Mi idea, cuando lo escribí, fue retomar un género olvidado: el género epistolar. Pretendí hacer una novela epistolar con "cartas electrónicas" puesto que atrás quedaron los tiempos del papel y la pluma dando paso a la era de la escritura moderna que por suerte o por desgracia hizo que todo lo anterior se olvidara en viejos escritorios de sabor y olor a literatura.
No sabía si la idea gustaría. Pero sí. Parece que sí. A xxxxxx le gustó tanto que escribió algo parecido.
No se pierdan el final de los dos libros. Son iguales: el mismísimo Zeus brindando con sus dioses. Y digo yo, ¿qué pinta Zeus en una novela de monjas de clausura…? Nada, cosas raras, Las Musas, que se repiten sin darse cuenta.
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